El Diálogo como Herramienta Pedagógica en la Resolución de Conflictos 

Desde hace años se ha ahondado en el tema de las emociones dentro del aula, y en este sentido, se aborda la necesidad de atender situaciones de riesgo de manera precisa y oportuna. Siguiendo en la misma línea de mi artículo anterior, se hace un énfasis en la internalización de las emociones, la empatía y sobre todo la comprensión, invitando a cada docente a la reflexión y a la práctica del diálogo con sus estudiantes.

En estricto sentido, hablamos de las emociones y su autoregulación que, dentro del concepto de inteligencia emocional se subraya la identificación de su sentir y expresarlo de manera correcta, siendo así una reflexión en torno a las señales de alerta que podemos identificar cuando no se canaliza de manera oportuna. Las emociones deben ser ya un trabajo continuo dentro de cada una de las aulas porque si el alumno o la alumna, entienden, escuchan y sobre todo comprenden las diferentes realidades a la suya y la hacen propia entenderán la importancia de comunicarse y expresar sus emociones.

Con respecto a esto, para poder mediar conflictos de manera pacífica en el aula y llevarlo como una dinámica interna en cada uno de nuestros alumnos, la clave está en el diálogo. Esto va más allá de sólo dar de raíz con el problema y generar castigos, sino que se necesita de diversos componentes:

ESCUCHAR: Si aprendemos a escuchar lo que ambas partes del conflicto tienen que decir desde lo que sientes, podremos entender la situación que los llevó a ese conflicto. Enseñemos a nuestros estudiantes el valor de la escucha activa y respetar cuando la otra persona habla. Esto se puede manejar por turnos, cediendo la palabra y mediando las diferentes interacciones, siempre invitándolos a respetar, escuchar y mantener la calma.

APORTAR HECHOS: Nosotros como docentes, debemos ser mediadores del conflicto, por lo que nuestra postura debe ser neutra. En este componente, necesitamos comunicar a los involucrados, que el principal objetivo es encontrar una resolución al conflicto de manera pacífica y llegando a acuerdos, por lo que su participación y sus palabras serán las que aportaran para llegar a ello, así, podrán entender la importancia de hablar sobre hechos y buscar la verdad.

UTILIZAR UN LENGUAJE CLARO: Dentro de esta dinámica, podemos enfrentar situaciones en las que si no hablamos claro con nuestros estudiantes, no podremos resolver los conflictos. Es importante hacerles saber de manera clara y precisa el objetivo de la práctica y cómo esta puede ayudar a resolver la situación. Para realizar esta actividad, es importante identificar lo que cada uno de los involucrados quiere decir y cómo lo hizo sentir, ya que le estamos dando importancia a sus emociones y los hacemos propios para que logren una internalización y empatía.

RESPETAR OPINIONES: Hacer énfasis en el respeto y la escucha activa sin interrumpir, pues será clave para llegar a acuerdos de manera pacífica. Con nuestros estudiantes, si ya trabajamos la autoregulación, se podrá llevar a la práctica en este tipo de situaciones.

ENTENDER Y COMPRENDER: Este último componente del diálogo como herramienta pedagógica en la resolución de conflictos, hace sentido si no sólo escuchamos, si no también entendemos lo que siente cada uno y comprendemos de manera empática las diversas situaciones y perspectivas de cada uno de los involucrados en un conflicto.

Es importante, que para una mediación de conflictos escolares, utilicemos un espacio libre de distractores y cómodo en el que estén principalmente los involucrados y una figura de autoridad. Si en el aula llevamos a la práctica la inteligencia emocional y todos sus elementos, podemos llegar a resolver situaciones de manera oportuna.

Conviene subrayar que, para lograr una buena práctica del diálogo, es preciso tener una buena comunicación con nuestros estudiantes. Como docentes debemos lograr que lejos de vernos como una autoridad, nos vean como una figura de confianza, donde se sientan seguros, cómodos y apoyados.

El diálogo es una herramienta muy poderosa, es una forma de interactuar socialmente, establecer una comunicación y nos ayuda a llegar a acuerdos, pero se necesita tener la capacidad y apertura de escuchar y comprender a la otra persona, y para esto es necesario transmitir información clara y precisa. Sus componentes son un paso a paso para lograr que nuestros niños, niñas y adolescentes se comuniquen de una manera asertiva y puedan tener conversaciones más sanas, entendiendo y escuchando diversas posturas con respeto y tolerancia a las opiniones ajenas. El diálogo nos permitirá conocer diferentes puntos de vista y en ellos, entender las emociones de cada persona, para lograr una convivencia armónica en nuestro salón de clases, debemos transmitir su importancia y su valor.